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CONTRACTURA

¿Qué es una contractura?

Una contractura muscular es una lesión que consiste en una contracción persistente, involuntaria y dolorosa de las fibras musculares que hace que el músculo afectado esté en constante tensión, dificultando que este cumpla con sus funciones mecánicas. Se trata de una circunstancia que puede impedir hacer gestos con normalidad o practicar ejercicio sin dolor.

¿Por qué se produce una contractura?

La contractura aparece esencialmente cuando se exige al músculo un trabajo superior al que puede realizar, ya sea intenso y puntual por ejemplo, un esfuerzo excesivo o mantenido y menos intenso (sentado frente al laptop, computador, más 4 horas seguidas en mala postura) hasta el 90% de las contracturas aparecen por la adopción de malas posturas.   Por otra parte, algunas anomalías de la columna vertebral o desequilibrios de la musculatura favorecen que unos grupos musculares estén trabajando constantemente más de lo necesario, lo que les predispone a contracturarse.

Aparecen por deshidratación. Debido a la falta de líquidos (y consecuente acumulación de sustancias tóxicas en el tejido muscular), es posible que surja esta contracción involuntaria de las fibras musculares.

Eso mismo ocurre cuando falta potencia a la musculatura y se le exige que realice esfuerzos que exceden su capacidad. En ese tipo de situaciones es fundamental hacer el ejercicio adecuado para cada caso específico, con el fin de contrarrestar esa tendencia y evitar la repetición de las crisis.

  • La contractura muscular causa dolor de espalda por varios mecanismos: La contractura de un músculo activa directamente los nervios del dolor que están en él, desencadenando dolor de espalda. Además, el músculo contracturado puede comprimir la arteria, disminuyendo su riego sanguíneo. En esa situación se forma un círculo vicioso porque el músculo con menos riego tiende a contracturarse más fácilmente y, además, la falta de sangre activa más los nervios del dolor.

 ¿Cuáles son los síntomas una contractura muscular?

  • Dolor de leve a moderado.
  • Inflamación.
  • Aumento del tono muscular.
  • Pérdida de la fuerza.
  • Limitación de las actividades de la vida diaria.
  • Nódulos dolorosos.
  • Hipersensibilidad.
  • Dolor a la presión en la zona.
  • Mareos, vértigos o migraña.

Las contracturas musculares no son lesiones graves, pero se acompañan de síntomas sumamente incómodos, que si los mantenemos en el tiempo se cronifican y afectan otras estructuras que provoca una limitación del movimiento y funcionalidad del paciente.

Tratamiento de terapia física y rehabilitación 

Agentes físicos: electroterapia y termoterapia.

  • Estiramientos.
  • Punción seca.
  • Liberación miofascial de los puntos de gatillo.
  • Terapia manual.
  • Masaje descontracturante.
  • Reeducación de los hábitos posturales.

Para lograr una evolución positiva, es fundamental que el paciente comprenda la importancia de ser constante con el tratamiento y de seguir las indicaciones señaladas por el fisioterapeuta.

Recomendaciones para prevenir la aparición de una contractura muscular

  • Realizar estiramientos.
  • Eliminar los malos hábitos posturales.
  • Utilizar una almohada y un colchón adecuado.
  • Tener una buena alimentación e hidratación.
  • Mantener un peso adecuado.
  • Evitar levantar excesivo peso.
  • Evitar el exceso de ejercicio.